jueves, 19 de mayo de 2011



LAS PSICODINÁMICAS DE LA ORALIDAD EN: “ANTONIA” DE MARLEEN MORRIS, “CHOCOLATE” DE LASSE HALLSTRÖM Y “CINEMA PARADISO” DE GUISEPPE SALVATORE.


POR: Diana Marcela Peña Reátiga








La oralidad es la condición básica del ser humano, ésta le permite establecer contacto con su entorno y emprender complejas relaciones afectivas y comunicativas desde temprana edad.  Su desarrollo es un proceso natural que se ve  fortalecido por la predisposición innata del hombre hacia el lenguaje, como lo planteó Chomsky. En este sentido, hablar de oralidad implica hablar de tradición, cultura  y transmisión de conocimientos de una generación a otra; de prácticas sociales que gozan de prestigio en ciertas comunidades y, por tanto, sobreviven al arrumbe del tiempo y se erigen como acondicionadoras o libertadoras de la conducta humana. En consecuencia, el presente texto se propone analizar, a grandes rasgos, las  psicodinámicas de la oralidad en las siguientes tres películas: “Antonia” de Marleen Morris, “Chocolate” de Lasse Hallström y “Cinema Paradiso” de Guiseppe Salvatore. Estas obras traen a colación el modo en que la oralidad permite articular diversos discursos y legitimar ciertos sistemas de valores que en algunas ocasiones entran en conflicto y generan cambios y transformaciones en la  realidad. Para ello se tendrán en cuenta las aportaciones de Walter Ong en su libro “oralidad y escritura”.


En primer lugar, “Antonia” plantea un conflicto entre una comunidad patriarcal y conservadora que juzga a través del discurso religioso y la  doble moral  las actuaciones y modos de pensar de esta mujer y su familia, quienes conforman un núcleo en el cual existe un fuerte respecto por la opinión del otro y su libertad como individuo. En este sentido, la oralidad es una herramienta poderosa que  juega un papel fundamental como legitimador  de una serie de conductas y, a su vez, como generador de cambios en la misma; lo anterior trae a colación la naturaleza dinámica de la palabra. Por otra parte, en la escena en que Antonia maldice al violador de su nieta, Teresa, se evidencia la  creencia en la palabra como fuente de poder, es decir como medio para conjurar y castigar a quienes lo merecen.


Así mismo en “Chocolate” Juliette Binoche interpreta a una mujer que llega a un pequeño y conservador pueblo de Francia, en el  que la tranquilidad es reflejo del  fuerte régimen de organización que garantiza la uniformidad y aparente perfección en el estado de las cosas.  La autoridad en este lugar es el alcalde, quien se encarga de mantener el orden a través de diversos mecanismos de control que se legitiman a través de la moral cristiana, con principios como la austeridad, la decencia y la obediencia. En este sentido, la nueva habitante del pueblo representa un peligro para las costumbres del caserio, ya que plantea una visión cosmopolita, conocedora de muchos países y heredera de una cultura ancestral con creencias distintas logra seducir a la comunidad tanto por las delicias preparadas a base chocolate, como por su visión de mundo: un  discurso liberador y racional, basado en la ética,  la aceptación a los demás y el derecho a disfrutar la vida.


 Las psicodinámicas de la  oralidad en esta obra de cine se manifiestan, en un primer momento, como medio de manipulación a través de la fe y la obediencia civil a  un sistema de vida que ha sido transmitido generacionalmente desde  tiempos antiguos y del que muchas veces no se es consciente; posteriormente  y con la influencia de esta forastera y de los piratas que han visitado la zona se generan cambios radicales en el sistema de valores del pueblo. Es decir, que la oralidad como hecho social está en constante cambio y evolución;  y  por tanto  las transformaciones en el discurso oral implican cambios en los sistemas de pensamiento y vida de quienes integran dicha  comunidad.


Por otra parte, la película “Cinema Paradiso” es una excelente producción que a través de los ojos del recuerdo trae a colación la experiencia vital de Toto, quien gracias a la influencia de Alfredo, el encargado del único cine del pueblo en que creció, logró  ser un profesional de  éxito. En este sentido, el poder de la palabra se vale de la fuerte amistad que une  estos dos personajes. El discurso de un hombre viejo y conocedor de la vida que sabe que en un pueblo como ese las posibilidades de surgir son pocas, que es consciente de la necesidad de partir, hace que Toto tome la decisión de salir a buscar otros rumbos. En este sentido, la oralidad se configura como un medio de gran importancia en las relaciones de los seres humanos con su entorno y con el mundo en general. La conversación y la enseñanza son los recursos a los que apela Alfredo para transformar el futuro de Toto y evitar que cometa sus mismos errores.  


En términos generales, las psicodinámicas de la oralidad, entendidas como  las conductas que asumimos frente a ésta, sea por motivaciones o impulsos, son de gran complejidad; ya que la oralidad es uno de los medios que permiten al ser humano exteriorizar su concepción del mundo  y configurar la realidad como creación del hombre, como construcción de subjetividades en constante evolución. En este sentido, cada personaje que participa en la trama de estas obras es un interlocutor que hace uso de este medio para conseguir unos objetivos y que, a su vez,  es permeado por los demás sujetos que lo rodean. Lo anterior permite aseverar que la oralidad es una práctica inmanente al ser humano como ser social,  y que, además, ésta se halla en constante interacción con las demás prácticas lingüísticas y sensoriales del hombre.