LA IMAGEN COMO REFERENCIA
CULTURAL DE MUESTRA ERA
La imagen, a través de la historia, siempre estuvo presente como herramienta de comunicación. En todas las civilizaciones, desde los tiempos más antiguos, la encontramos desplegada en diversas formas, desde las primeras pinturas rupestres hasta hoy: dibujos, códices, estampas, miniaturas, frescos, murales, grabados, caricaturas, carteles, daguerrotipos, fotografías, cómics, para llegar en el siglo XX al cine, la televisión, el video, los videojuegos, el internet. El mundo icónico ha desempañando los más diversos papeles en las culturas: simbología general, testimonio y memoria, ilustración, explicación, arte, opinión, magia, etc. La imagen se relaciona con todas las facetas del quehacer humano. Pero lo que ha acaecido estas últimas décadas no tiene analogía: la cultura de la imagen creada artificialmente con medios técnicamente muy arduos tomó un peso tal que se consolidó como principal referencia cultural del mundo contemporáneo. Este momento histórico es la primacía de la imagen por sobre todas las otras expresiones culturales.
Desde comienzos del siglo XX se viene gestando un proceso tecnológico que ha transformado radicalmente lo hábitos, costumbres y modos de relacionarse de los individuos en general. Sin embrago, las raíces de este proceso se remontan al siglo XV época en la que la invención de la imprenta empieza a generar cambios en la difusión del conocimiento. Aunque comenzó como un método artesanal, era una técnica de impresión muy veloz para sus tiempos. No obstante la propagación de los textos continuó siendo elitista, monopolizado en su mayoría por la iglesia. Siglos después, nace unas de las manifestaciones artísticas más importantes tanto por su capacidad persuasiva y complejidad semántica y estructural: el cine, éste fue oficialmente inaugurado como espectáculo en París. Desde entonces ha experimentado una serie de cambios en varios sentidos. Por un lado, la tecnología del cine ha evolucionado mucho, desde el primitivo cinematógrafo mudo, hasta el cine digital del siglo XXI. Posteriormente, en el año en 1937, se desarrolla la televisión electrónica, proceso que tiene inicio en Francia y en el Reino Unido; la acogida que tuvo esta innovación permitió un rápido desarrollo de la industria televisiva, pese a los elevados costos. Así mismo, la evolución de la fotografía, desde el daguerrotipo hasta la era digital ha permitido capturar en momento, extraerlo del eterno devenir del tiempo.
En este sentido, el rápido desarrollo de las tecnologías de la imagen ha modificado las relaciones de poder en la sociedad, así como las costumbres de la población en general. En este contexto la sociedad actual se ha autodenominado como la “era de la información”, sin embargo, cabe preguntarse ¿hasta que punto el desarrollo de la imagen ha contribuido a fundar una sociedad más igualitaria? Y, ¿Qué tan preparada está la población en general para asumir el reto que implica el actual bombardeo de información icónica que reciben diariamente?
Para dar respuesta a la primer pregunta, es necesario tener presente que son los grandes agentes de poder quienes llevan las riendas del mundo y, por tanto, definen la dinámica que ha de seguir la sociedad; en este sentido, se ha proclamado la llamada “sociedad de la información y la comunicación", no obstante, actualmente existen muchas regiones del mundo a las que aún no llegan los grande beneficios del desarrollo tecnológico, zonas marginadas, que han dejado de existir en el mapa de la oligarquía. Por tanto, las ventajas del desarrollo comunicacional están muy lejos de repartirse democráticamente. De cualquier modo, es un hecho que la imagen ha llegado, en mayor o menor grado, ha acaparar la esfera terrestre a través de los diferentes medios existentes, incluidos celulares, videojuegos, etc. Sin embargo, esto no ha contribuido al desarrollo de un mundo más igualitario, ya que estas herramientas han venido siendo utilizadas como mecanismos de control y manipulación, para ello se trata de disfrazar la realidad, de idealizarla mediante artíficos y efectos simulados que anonadan al público que no está preparado para sumir una postura crítica y clara acerca de esa parafernalia que tanto utilizan hoy las iglesias para atraer devotos y los políticos para conseguir electores. Para estos fines, se recurre a elementos audiovisuales que anulan la capacidad de discernimiento y acaparan la atención sin permitir que el sujeto reflexiones sobre lo que ve. La práctica política, tradicionalmente caracterizada por la manipulación de las mayorías llevada a cabo por un pequeño sector dominante, es un show televisivo con profusión de imágenes, entonces, el ganador no se elige por la calidad de sus propuestas, su hoja de vida y la rectitud de sus acciones, sino por la habilidad a la hora de manipular y ejercer supremacía en los medios, muchas veces valiéndose de ciertos privilegios. Por tanto, la era de la imagen no ha traído los mismos beneficios para toda la población, ya sea porque se trata de lugares olvidados incluso de los avances tecnológicos, o porque se carece de la formación requerida para evitar ser víctima de la aglomeración de información que aniquila la capacidad reflexiva.
Además, el hecho de que la mayor parte de la población carezca de bases educativas bien arraigadas y, más exactamente, de que no exista una cultura de la imagen que permita a los receptores de las tecnologías visuales adoptar una posición crítica y objetiva para de eso modo develar el engaño y no permitir que medios como “la televisión creen una densa red que envuelve al individuo” como lo señaló el sociólogo Jean Baudrillard, quien además considera que “en el mundo posmoderno no hay realidad, sino simulacro de la realidad.” Pese al fatalismo que hay en lo dicho por este pensador, no se debe subestimar la importancia de un cultura de la imagen, ya que sólo de este modo se puede evitar que la sociedad caiga en un estado de inercia que los someta a los fines altamente consumista que buscan generar las políticas capitalistas, creando falsas necesidades. No obstante, hay que dejar claro que la consolidación de la imagen, como principal referencia cultural del mundo de nuestra era, es una excelente herramienta para la formación y el desarrollo de la sociedad, sólo que es necesario hacer un uso responsable de ella, y ser consciente de las estrategias de manipulación que generan a través de ella los más poderosos.
Dimarda papalot